Si experimentamos un fuerte dolor de estómago o de muelas, nadie cuestionaría que lo recomendable es acudir con un médico o dentista. Sin embargo, cuando se trata de sufrimiento emocional, lo que suele pensarse es que debemos “echarle ganas”, pensar positivamente y no quejarnos, porque ir a terapia es para personas muy trastornadas, emocionalmente débiles o locas. Esta creencia, además de falsa, es sumamente peligrosa.
Lo cierto es que todos queremos dejar de sufrir y ser felices, pero no siempre sabemos cómo lograrlo. Si los métodos conocidos no han sido suficientes para sentirnos mejor, lo más sensato es acudir con un terapeuta profesional. ¡Pedir ayuda y saberla recibir está muy bien! Eso no nos hace débiles, pues hasta los grandes sabios de la historia, como Buda o Platón, tuvieron maestros o guías.
El psicoterapeuta o psicólogo clínico, es un profesional entrenado que cuenta con conocimientos científicos y que nos brinda una atención cálida y empática. No da consejos, da un tratamiento y nos acompaña en el proceso. Sabe utilizar una gran variedad de tratamientos fundamentados en evidencias científicas que nos ayudan a mejorar nuestras vidas.
Vicente Pérez y Alejandra Corell